Cada día la preocupación por el medio ambiente va en aumento en todos los estamentos de la sociedad. El mundo científico ha sido el que ha dado la voz de alarma, con sus mediciones y sus predicciones.
Los modelos matemáticos a tal respecto no son nada halagüeños y tal preocupación va calando poco a poco, como la fina lluvia, en la población, en la gente de a pie que a pesar de que los problemas de tipo macro pudiera parecer que no les compete, son conscientes de que "algo" pasa en la climatología: desde fenómenos tan espectaculares como tsunamis al percibir que este año en verano los temperaturas alcanzadas has sido si cabe mayor que el anterior.
El mundo de la política, tan complejo, es el que parece que va a retaguardia en este punto, pero es cierto que el cambio climático es uno de los temas más destacados de cualquier agenda a nivel mundial que se precie.
Uno de los aceleradores en el deterioro de la estabilidad atmosférica es el tráfico automóvil. Según la agencia de noticias Reuters los ciudadanos que usan el automóvil en su día a día pasan una media de 42 horas al año metidos en atascos. Esta cantidad ha ido en aumento debido principalmente a dos causas: la fortaleza de la economía y el precio bajo del gas.
Particularmente, el área de la Bahía de California es una de las seis áreas urbanas más congestionadas de todo Estados Unidos, tal es así, que el tráfico rodado ha crecido más que la población de la región e incluso que los niveles de empleo. Una gran parte de los desplazamientos se realizan a través de vehículos no ecológicos, es decir, que no se basan en energías alternativas como pueden ser los eléctricos sino que lo hacen dependiendo del petróleo con lo que contribuyen tanto al aumento de la polución como al calentamiento global.
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente y que según un proveedor de viajes nacional el 50% de los conductores diarios de vehículos realizan trayectos cortos de a lo sumo 6 kilómetros, la alternativa para muchos ciudadanos comprometidos con el medio ambiente podría venir de la mano de las patinetes, llamados scooters, eléctricos. Esta realidad surge como un respiro de aire fresco en medio de tanto caos ambiental.